Hola chicos y chicas, mi nombre es Milu. Nací en Xinzo de Limia y viví allí hasta los 8 años. En mi casa hacía un poco de frío... pero teníamos tele y podía ver los dibujos animados.
Mi padre llegaba tarde a casa y muchas veces hablaba muy alto con mi madre. A mí me daba un poco de miedo.
Un día vinieron unas personas y me llevaron a vivir a Ourense. Me explicaron que era porque en casa no estaba bien, mis padres discutían mucho y, a veces, no me llevaban al colegio.
Estuve algún tiempo interna en un centro con otros niños y niñas. Mi padre se marchó a trabajar fuera y al principio echaba mucho de menos a mi madre.
Pero ella venía de visita cada 15 días y yo siempre le esperaba muy ilusionada.
Como no podía volver a mi casa, me preguntaron si quería ir con una familia acogedora. Mi madre estuvo de acuerdo. Así fue como conocí a Fernando y a Lucía, poco a poco, dando paseos por Ourense.
Después fui a vivir a su casa. Allí conocí a Uxía y a Brais, los hijos de Fernando y Lucía, con los que me encantaba jugar.
De este modo pude vivir con una familia, aunque un poco diferente a la de la mayoría de niños y niñas de mi clase. Ahora que ya pasó un tiempo, estoy contenta compartiendo mi día a día con ellos y viendo a mi madre todas las semanas.
Mientras yo estaba viviendo con Fernando y Lucía, mi padre y mi madre buscaron ayuda para mejorar su situación.
Mi padre empezó a buscar trabajo cerca de casa y finalmente lo consiguió. Ahora mis padres ya vuelven a vivir juntos y mi padre va a poder visitarme.
Las personas que ayudaban a mi padre y a mi madre lograron que se tratasen con respeto entre ellos, y de este modo estábamos más contentos.
Gracias a estas mejoras, puedo ir a pasar algún fin de semana a casa, aunque por la semana sigo viviendo con Fernando y Lucía.
A veces Fernando y Lucía acompañan a mi padre y a mi madre a unas reuniones para preparar mi regreso a casa.
A finales de curso voy a pasar casi todas las vacaciones con mi padre y mi madre. Como todo va muy bien, el curso siguiente ya lo haré en Xinzo, viviendo en mi casa; aunque seguiré yendo algunos fines de semana a Ourense, a ver a Fernando y Lucía.
De este modo cuento con Fernando, Lucía y sus hijos como familia acogedora, que me dan su cariño y cuidados mientras que mi familia supera las dificultades que existían. Con el apoyo de las personas de la Fundación Meniños, mi padre y mi madre están aprendiendo cómo hacer para que todos en casa estemos mejor, y así yo pronto podré regresar definitivamente.